sábado, 24 de junio de 2017

Poesía completa - Alejandra Pizarnik


Título: Poesía completa
Autora: Alejandra Pizarnik

Páginas: 480

Editorial: Lumen
 
Precio: 23,90 euros


Año de edición: 2016

Pues aquí tenemos en un solo volumen si no la edición definitiva de la poesía completa de Alejandra Pizarnik, sí la recopilación más amplia publicada hasta ahora, que sigue fielmente el orden del archivo personal de la gran poeta argentina. Porque se trata de una autora de culto, una de las poetas más apreciadas por los críticos y especialistas.

Los temas de sus poemas giran alrededor de los recuerdos de la infancia perdida, la muerte, la incapaidad del lenguaje para describir por completo tanto el mundo como los sentimientos, la perplejidad ante la existencia, el sentirse extranjera, la angustia existencial («Siempre es el mismo interrogante: ¿de qué soy culpable?, ¿por qué este eterno sufrir?, ¿qué hice para recibir tanto golpe duro y malo?») y un neosurrealismo que hace que sus poemas parezcan artefactos extraños, bellos y sugerentes, pero de sentido difícil de captar.

No es una experiencia fácill leer a esta mujer, pero vale la pena probar porque el lector tiene la certeza de que está ante algo excepcional. Se dice de ella que no escribía lo que pensaba o sentía, sino que buscaba expresar el punto de vista de todas las Pizarnik que ella había sido y a veces las que sería en el futuro, o las que podría ser. Una extraña polifonía. 

Aquí os dejo alguos de sus poemas como muestra:


Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón.
Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos
 
 
A la espera de la oscuridad

Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos
 
 
Cuarto solo

Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.
 
 
 
 no quiero ir
nada más
que hasta el fondo
 
(últimos versos que estaban escritos en la pizarra de su cuarto)
 
Alejandra Pizarnik (Avellaneda, 1936-1972) fué una poeta y traductora argentina. Nació en una familia de inmigrantes judíos rusos que modificó su apellido (Pozharnik) al instalarse en Argentina. Fué una adolescente asmática, tartamuda, aficionada a las pastillas y con una inseguridad que parece que le acompañó toda su vida. Estudió filosofía y periodismo, no acabó ninguna de las dos carreras y completó su formación de la mano de su amigo y mentor, el pintor surrealista Juan Battle Planas. 
 
Estuvo viviendo en París durante seis años, allí se dedicó a seguir algunos cursos en La Sorbona, colaborar para varias revistas y trabajar como traductora. Se hizo amiga de Octavio Paz, Rosa Chacel y de Julio Cortázar, hay quien dice que es la Maga de «Rayuela». De vuelta a Argentina consiguió dos de las becas más prestigiosas, una Fullbright y una Guggenheim, que no pudo completar por problemas de salud. 
 
Al final de su vida padeció varias crisis depresivas, estuvo internada en un hospital psiquiátrico y en un fin de semana de permiso que pasó en su casa se suicidió tomándose un bote de pastillas. 
 
Escribió prácticamente durante toda su vida, desde los quince años, y nos ha dejado un legado de poesías, críticas literarias, prosas sueltas y un diario de mil páginas, todo perfectamente ordenado, pasado a máquina, fechado, limpio y pulcro que la han convertido en una de las grandes poetas de referencia del siglo XX.

Alejandra Pizarnik

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario